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19 mar 2015

El Apostol Santiago y la reina Lupa


Cuenta la leyenda que cuando San Jacobo "el Mayor" fue decapitado en Jerusalén, sus discípulos Atanasio y Teodoro, recogieron el cuerpo y la cabeza del Apóstol y lo trasladaron en una barca, partiendo de Jope (Jaffa) en Palestina, hacia occidente.

La barca llego a las costas gallegas, a Bouzas, donde el hijo de la Reina Lupa, Lobecio Privano, celebraba su boda. Durante las justas caballerescas de la fiesta, Lobecio cayó al mar al desbocarse su caballo y se hundió inmediatamente bajo el peso de su armadura, siendo salvado de morir ahogado por el difunto Apóstol, emergiendo al lado de la barca, quedo flotando todo cubierto de vieiras.

La barca entró en la ría de Noia, llegando hasta Iria Flavia, amarrando la barca en el "pedrón" que ahora se venera en la Iglesia de Santiago de Padrón. 
Los discípulos desembarcaron y depositaron el cadáver en una roca que se fundió milagrosamente formando un sarcófago de piedra. 

Dejando allí el cadáver, los discípulos fueron a pedirle a la Reina Lupa, señora de aquel lugar, permiso para sepultar al maestro. Pero la dama los envió a Regulos, el Sumo Sacerdote del Ara Solis, en la actual Fisterra, para mientras tanto mandar a sus soldados a coger el cadáver. Cuando lo iban a sacar del sarcófago, el cuerpo se elevo hasta la cima del Pico Sacro.

Regulos mando apresar a los discípulos y cuantos estos estaban encerrados en un celda, aparecieron unas luces formando una puerta invisible por la que se escaparon, siendo perseguidos hasta el río Tambre, pues cuando Anastasio y Teodoro cruzaron el puente de las Pias, este se derrumbó.


Los discípulos se dirigieron nuevamente a la Reina Lupa, pidiéndole una carreta y una pareja de bueyes para poder trasladar los restos del maestro a una sepultura, pero la dama los envió al monte Ilianus en busca de los bueyes pero lo que encontraron fue un dragón al que vencieron con la señal de la cruz, así como unos toros salvajes a los que amansaron de la misma forma.

La Reina Lupa maravillada por los milagros, se convirtió al cristianismo y fue bautizada. La reina les ofreció dar sepultura al Apóstol en su fortaleza pero los discípulos prefirieron que la Divina Providencia escogiera el lugar. Por ello, rechazando el ofrecimiento, recogieron el cadáver del Apóstol en el Pico Sacro y dejaron que los bueyes tiraran de la carreta sin un guia terrenal.

Las bestias anduvieron hasta un lugar donde empezaron a escarbar la tierra con sus patas, haciendo brotar agua, formándose la Fuente del Franco. De allí, siguieron hasta un campo denominado "Arcis Marmoricis, en el bosque de Libredón, propiedad de la reina Lupa, que donó el lugar para el sepelio del Apóstol, sobre el cual se construyó la iglesia - basílica del Santiago, alrededor de la cual se formó la urbe de Santiago de Compostela.

Este lugar quedó durante siglos cubierto por la maleza, hasta que en el siglo IX, el monje - eremita Paio y el obispo Teodomiro, descubren la tumba.




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