El parque natural del Lago de Sanabria, en la provincia de Zamora, es un lugar fresco y húmedo en invierno y lleno de la vida y vegetación el resto de las estaciones.
Este espacio natural está atravesado por ríos, arroyos y regatos, aunque algunos de ellos aparezcan solo al comienzo de la temporada de lluvias.
En este lugar hay muchos caminos para practicar senderismo, incluso lo atraviesan algunos grandes recorridos (GR).
Elegimos una ruta circular de 7 km. que nos lleva del encantador pueblo de Sotillo de Sanabria, a la cascada de Sotillo. Decidimos hacerla porque nos llamó la atención su riqueza botánica y así poner a prueba nuestro conocimiento de dicha ciencia.
Empezamos a caminar por un sendero, señalado con marcas marrones, situado enfrente de la iglesia del pueblo. Merece la pena visitar esta iglesia, pero como nos la encontramos cerrada, decidimos disfrutar contemplando su original fachada.
Nuestra primera y agradable sorpresa, al llegar al río Truchas, fue, encontrarnos con unos pastores que ayudados por sus perros, llevaban un grupo de vacas a unos pastos que se encontraban al otro lado de la corriente. Era una imagen que nos hizo viajar en el tiempo. Sorprendía ver como el pastor conocia cada vaca por su nombre.
Hasta aquí identificamos algunos árboles como el laurel con sus hojas de color verde oscuro, avellanos reconocible por su multitud de troncos y las hojas con el ápice puntiagudo, abedules que en esta época del año (principios de octubre), su follaje empezaba a amarillear. ...
Nos adentramos entre castaños que tenían a sus pies, los erizos, ya marrones de las castañas alfombrando el suelo y sus hojas, aunque todavía en el árbol, empezaban coger tonalidades ocres.
Al ir subiendo la montaña, alcanzamos un nivel donde nos vimos rodeados de robles, con los troncos plagados de líquenes que nos indicaban la cantidad de humedad que hay en este lugar. Entre ellos, encontramos acebos con sus características hojas coriáceas, en los que ya aparecían los primeros frutos rojos, aunque aún faltan unos meses para la navidad.
Caminamos entre serbales y nogales... además de una gran cantidad de setas que en esta época del año, comienzan a tapizar el suelo del bosque.
El sendero comenzó a ser rocoso y escarpado, pero no nos desanimamos pues ya que empezamos a oír el sonido de la cascada.
El sonido del agua guió nuestros pasos, pues aquí no estaba muy claro el camino por ser tan pedregoso, hasta alcanzar la cascada.
La visión de la cascada es espectacular, a pesar de no llevar mucha agua porque todavía no han empezado las lluvias.
Descansamos, deleitándonos con el conjunto de piedras y agua y con la soledad del lugar, que imaginamos, lleno en verano.
Iniciamos el descenso por un pequeño camino de piedras húmedas y resbaladizas. Gracias a ir tan atentos para no caernos, no se nos paso desapercibida una pequeña laguna que forma la cascada al caer.
Pronto el sendero de piedra se convierte en un agradable paseo a través del bosque con algunos encantadores puentes , muy integrados en la naturaleza, construidos con pequeños troncos, para cruzar las corrientes de agua, que pronto llegarían.
Terminamos esta ruta circular, caminado por el pueblo de Sotillo de Sanabria y admirando la arquitectura de sus casas, algunas de ellas restauradas. Nos llama la atención sus balcones forrados de madera para protejer la casa de la nieve y el viento del invierno.
Ruta circular de 7 km., de dificultad moderada por la bajada de la cascada con piedras del camino siempre mojadas, por senderos de tierra.
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