28 jun 2014

Ruta de Monasterio de Poio- Sendero de los molinos da Freixa- Roteiro da Ostreira


Empezamos la ruta haciendo una visita al Monasterio de Poio.  Se cree que fue fundado en el sigloVII por San Fructuoso, de la orden benidictina, aunque después de la desamortización de Mendizabal y hasta nuestros días, el monasterio está ocupado por la Orden de la Merced. El cenobio fue Colegio Mayor de Teología con Carlos V.

Su arquitectura es de estilo renacentista con algunos elementos barrocos. En el interior de la iglesia nos llama la atención el retablo barroco y el coro y en el convento, uno de los claustros, el Claustro de las Procesiones que tiene una extraordinaria bóveda de crucería, con una impresionante fuente barroca en el centro, viniendo su agua del monte Castrove por una tubería de piedra de una longitud de 2 km.




En donde antiguamente estaban los huertos, encontramos un horreo que se encuentra entre los más grandes de Galicia. El de Carnota es más largo pero el del monasterio tiene mayor superficie, pues es más ancho, las columnas van de tres en tres.


Bajamos una cuesta que sale por detrás del monasterio y que formaba parte de una calzada romana, en la que aún podemos ver las huellas de los carros.


Cruzamos la carretera siguiendo la indicacion de "Sendero de muiños da Freixa". Caminamos hasta llegar a un pequeño sendero a la derecha (no está señalizado), que nos lleva hasta los molinos da Freixa, en el rego da Cancela.


Todos los molinos están restaurados, incluso uno de ellos tiene todo el mecanismo para ponerlo en funcionamiento. Nos apena ver que alguno de ellos tiene pintadas....


Bajamos el curso del río hasta llegar al mar. Enfrente, nos encontramos, con la isla de Tambo y un poco más cerca, una pequeña isla que nunca habíamos visto, el Islote dos Ratos.


Desde este lugar empezamos la ruta "Roteiro da Ostreira" que nos lleva, por caminos boscosos y bordeando la costa hasta la playa de Campelo.


Por el camino vamos teniendo unas vistas maravillosas de Combarro,  un paisaje, que cuando hay la marea baja,  se llena de mariscadoras.

Mariscadoras de ayer y de hoy.



La vuelta la hacemos por caminos asfaltados sin apenas tráfico.
Las dos rutas las hemos hecho en 5,5 km., por carretera sin tráfico, caminos de tierra por el borde del mar, por la orilla del río y por el bosque.
Como estamos al lado de Combarro, aprovechamos para hacer una visita al pueblo. 
Su arquitectura se caracteriza, no solo por sus famosos horreos, si no también por sus cruceiros y por sus casa marineras.


Lo que tienen de especial los horreos de Combarro es su número en un espacio tan reducido, son 60 y su enclave, 30 de ellos están mirando al mar. Los usaban como almacén o despensa, para guardar los alimentos y la cosecha, por eso se colocaban encima de columnas, para proteger el interior de la humedad. Las piezas circulares que hay encima de las columnas servían para que no entraran los roedores. Los más antiguos estaban construidos de cañas y paja, con el tiempo los harían más sólidos, de piedra y madera. 


En las casas marineras nos llama la atención los balcones, de piedra si la familia tenia poder adquisitivo y de madera o forjado si era más humilde. El edificio que alberga la biblioteca tiene un elemento típico de la arquitectura gallega de los pazos y monastaerios: la solaina, un balcón de piedra que termina en escaleras con una balaustrada barroca.

De los cruceiros, nos dicen, que los de aquí tienen la peculiaridad de que la virgen mira hacia el mar,  mientras el cristo lo hace hacia tierra.


La visita ha valido la pena, pero hay que hacerla en un día que no haya demasiada gente, porque es un pueblo pequeño, de calles muy estrechas y es una pena no poder disfrutar de él por que haya muchos turistas.

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